Actualidad

Evolución de las Blockchain

Blockchain
de
2ª generación

Smart Contract o Contrato Inteligente:

Es un concepto que se introduce por primera vez en Ethereum y que desde entonces ha sido ampliamente utilizado por la versatilidad que aportan las redes blockchain. Los smart contract son programas informáticos que ejecutan acuerdos establecidos entre dos o más partes. Una de las partes clave es que al cumplirse las condiciones que se establecen en dicho programa, estos contratos inteligentes se ejecutan automáticamente, evitando que la toma de decisiones esté centralizada. Este avance se complementa muy útil para el bien las redes blockchain puesto que nos proporcionan la inmutabilidad y el consenso entre todos los miembros, permitiendo crear sistemas completamente autogestionados y sin supervisión. Los smart contracts abren un gran abanico de posibilidades puesto a que permiten establecer reglas complejas como, por ejemplo, la devolución del dinero en el caso de retraso de un vuelo.

Token:

Entre las posibilidades que ofrecen los smart contracts destacan los tokens, que son unidades de valor emitidas por entidades privadas. El concepto es similar al de una criptomoneda pues cada token tiene valor y es intercambiable. La diferencia está en la forma en que los tokens pueden, por ejemplo, tener capacidades de administrar un sistema o tener los derechos sobre una parte de una vivienda. Esto se define en el smart contract mediante un proceso llamado tokenización. Esto abre un nuevo mundo de posibilidades, puesto que no solo se pueden intercambiar criptodivisas sino también cualquier otro token como inmuebles, derechos de autores, arte, capacidades y demás.

Blockchain de 3ª generación

Recordemos que esta es una tecnología en constante evolución. La disrupción juega un papel fundamental, ya que es la combinación de conocimiento en tecnología y habilidades, que obligan a las empresas y sus trabajadores a que estén en constante innovación. De la misma manera evolucionan las Blockchain y todo su casos de uso.

Web 3.0:

Para entender La web 3.0, es importante dejar claro que no existe una definición concreta, para muchos es una extensión una de la red tradicional y para otros representa la vinculación de la inteligencia artificial que interactúen entre sí, según sea las necesidades de los usuarios, es decir sin necesidad de intervención humana. Por esto es suelen haber muchos debates sobre la web 3.0 y su ecosistema. Conociendo esto, es importante saber también cuáles son las dos versiones anteriores, esto nos ayudara más al contexto del tema.

 

Sabemos que no existe una definición formal de la web 3.0 es porque muchas personas están trabajando en su visión del futuro de Internet y todos esperan diferentes cambios y mejoras en la web, la experiencia de navegación sea cada vez más fluida y enriquecedora.

 

Hoy en día, podemos acceder a Internet desde una cantidad de dispositivos diferentes, y esta diversidad crea muchos desafíos nuevos para los desarrolladores, tanto en términos de estética del sitio web como en cuestiones técnicas relacionadas con las aplicaciones y la transferencia de datos. La Web 3.0 pretende hacer accesible la información y las herramientas de Internet a todos, sin importar el dispositivo a través del cual nos conectemos, ya que busca la flexibilidad y versatilidad para superar las barreras de formato y estructura.

Metaverso:

El término se originó en la ciencia ficción. El Metaverso se incluyó por primera vez en la novela Snow Crash de Neal Stephenson, el autor de la otra obra conocida como Cryptonomicon. Esta estructura léxica describe un mundo virtual en el que las personas interactúan a través de avatares con normas y leyes sociales diferentes a las del mundo real. Esencialmente, la definición básica permanece desde el año 1992 que se publicó el libro.

 

Desde sus inicios como término, Metaverso ha seguido evolucionando. Aunque no de repente. Con el tiempo, comenzaron a surgir ramificaciones o aplicaciones de este concepto.

 

Por ejemplo: Michael Grieves, de la Universidad de Michigan, se le atribuye la introducción de los «digital twins» en 2002. Es un modelo virtual preciso del mundo real que se utiliza para simular procesos en una fábrica o línea de producción. Pronto aparecieron los primeros productos de consumo como (Second Life) y plataformas que fomentaban la creación dentro de ellos (Roblox).

 

El Metaverso, como se entiende ahora, es un entorno virtual al que pueden acceder diferentes usuarios. La realidad virtual y la realidad aumentada van de la mano, aunque no necesariamente tiene que estar vinculada a ambas. Está conectado a Internet y cada usuario se representa e interactúa con un avatar. Esta puede ser la base común para el desarrollo de diferentes mundos virtuales. Una idea que rodea este concepto es que los diferentes metaversos que surjan eventualmente se unirán, o al menos interoperarán. De esta forma, no necesitaremos proporcionar identidades diferentes para cada plataforma.

El principal caso de uso de las blockchains es asociado con el entorno financiero y las criptodivisas.

Hoy en día existen muchas iniciativas que se están desarrollando en distintos sectores y aplicaciones de todo tipo: trasporte, suministros a pormenor, notarías, administración pública, salud, seguros, IoT (Internet de las Cosas), compañías de suministro de electricidad, gas y agua.

Principales casos de usos

Primer Caso::

Pagos internacionales entre entidades financieras donde, en lugar de utilizar los costosos y lentos métodos tradicionales adoptan plataformas blockchain como puede ser Ripple que les permite agilizar y abarcar más transacciones.

Segundo Caso::

contratos inteligentes y otro tipo de documento que puedan ser registrados y validados con la firma criptográfica sin intervención humana, de esta forma solo se vinculan las partes implicadas.

Tercer caso::

Gestión de identidades, que combinadas con la biometría (huella, voz, reconocimiento facial, etc) agilizan los procesos de inscripción de clientes en entidades de todo tipo sin requerir la presencia física de estos. Esto da legalidad para que se puedan realizar operaciones como la firma digital de documentos, compra y venta de activos, intercambio de información confidencial o sensible y muchas otras más.

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